lunes, 17 de agosto de 2015

El arte de la dispersión

Reconozco que siempre me ha costado saber estar. A ver, no voy por ahí dando la nota. Para nada. Soy bastante tranquila y serena, así creo que me ven desde fuera. Y qué bien, que se vea lo de fuera, digo, porque a veces el interior tiene alto oleaje y riesgo de naufragio. Pero no me entiendan mal, no vivo en continua marejada; además, las olas, peces, pecios y lindos caballitos de mi mar son míos y no quiero sacarlos a flote. Digo, a ver si me centro, que me cuesta saber estar. Pero no hablo de protocolos. El caso es que soy dispersa. Así, como en este primer párrafo que ya empezaba a navegar por otras aguas sin ir al grano. Ese es el tema: la dispersión.



Ser así mola. O no. Depende del momento y la faena, pero con un nene a cuestas, la cosa se complica. Si empiezo a dispersarme en esos viajes míos de mi cabeza, Elprenda ya se ha ido por peteneras y está cascando a cualquier amiguito que –pobre de él- se le cruzó en el camino, o a punto de sucumbir a grandes escalones -le hipnotizan-. Tener a Elprenda al lado significa Sentidos Modo On si no quieres que sufra un descalabro. Menos mal que el dicho “el tiempo todo lo cura” ya va haciendo efecto, y parece que algunas mortíferas manías que presentaba el nene se van amortiguando. Al menos el sentido del gusto se le ha refinado, y ya prefiere el pan a las piedras. Aunque eso no quita algún que otro lametazo furtivo a deshoras.

Él sabe que no hay que hacerlo porque dice “No No” alto y claro, pero igual de claro saca la lengua y prueba.

En cierto sentido, he de agradecer a Elprenda que me haya centrado un poco. Aunque es jodido ese punto medio de virtud cuando se tienen menos horas de sueño y varias contenciones de aliento diarias. Pero me está ayudando con esa faceta mía de viajar por otras dimensiones a todas horas. Ponga un Prenda en su vida y practique la meditación unos minutos al día y verá lo bien que alcanza el “Aquí y Ahora”. 

Por otro lado, cuando Elprenda no está presente -que buenas horas hace en la escuelina montando la revolución o no sé qué historias, pero ojos que no ven corazón que no siente-; ese poso de no dispersión sigue haciendo un poco mella en mí. Y organizo mi vida mejor que cuando no era madre, porque entiendo lo limitado del tiempo, y he convertido la cantinela del “ahora o nunca” en mi eterna aliada.

Ando ahora escribiendo textos sobre Seguros – sí sí, en eso me hallo-, y voy lanzando Beneficios y Ventajas, Coberturas y Restricciones a trote y moche sin remoloneo ni dilaciones. De Hogar, de Viaje, de Historias que válgame usted… ¿en serio quiere asegurarse? Y vuelan por la habitación como listas de mis Top 5 de mejores viajes dispersos. Estoy a todo trapo. Y hasta tengo tiempo de aplicarlo a mi propia vida adaptando cláusulas a mi condición de persona tendente a la dispersión.
Seguro Elprenda – Especialmente diseñado para padres y madres que gustan del regodeo y el disfrute, postergando quehaceres porque: mañana ya se verá. El Prenda garantiza la tranquilidad del asegurado y de toda su familia sabiendo que las tareas estarán hechas a tiempo. Con una vigencia de 18 años, ofrece interesantes planes según preferencia del tomador.

  •           Plan A: Elprenda colocado en la Escuelina hasta las 13 horas. Le da la opción de poner su vida en orden durante toda la mañana.
  •         Plan B: Elprenda colocado en la Escuelina hasta las 17 horas. Le da la opción de poner su vida en orden realmente.

Pero ya saben que me gusta acabar los post siendo un poco más realista, porque como habrán visto, Elprenda no ha terminado de curar mi dispersión del todo… Y es que ya se sabe que, siguiendo con los refranes, de casta le viene al galgo, o de tal palo tal astilla… y de vez en cuando, aún con (mucha) tarea por hacer, practico la ambivalencia de mi hijo:
Me tiro a la bartola mientras me digo “No No” alto y claro, pero igual de claro me voy acomodando y… Ancha es Castilla. 

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