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lunes, 16 de noviembre de 2015

Cuadernos Pequeño Jefe V

Este fin de semana ha sido extraño, me ha dado varias lecciones de un golpazo. 

Algo terrible ha sucedido en París, y la televisión ha estado ahí con una serenata inacabable de unas muertes horribles de inocentes. No es la primera vez que escuchaba eso de los bombardeos y los tiros a quemarropa. Ya os he contado más veces que este mundo me tiene muchas veces indispuesto, y con gusto hubiera vuelto a ratos a aquel saco embrionario que me mantenía sordo a esta barbarie constante que por este lado acontece. Nadie me preguntó si quería nacer, pero sucedió y aquí estoy, intentando descubrir y dilucidar las reglas del juego.

Como sólo se ha hablado de eso este fin de semana me he dispuesto a buscar París en internet, para saber a qué se debe este despliegue mientras otras aberraciones apenas son nombradas. He leído algo de historia, de ilustración, de librepensadores, de democracia y de fraternité, egalité et liberté. Me ha parecido un lugar increíble con una mochila enorme llena de personajes y hechos históricos fantásticos. También he aprendido qué es la guillotina.



Pero no lograba entender yo mucho más, salvo que la cercanía es un grado. Claro. Y que importa más que sufran los cercanos a que lo hagan los lejanos. Y que esa lejanía, subrayada y exacerbada por los medios al olvidarse de ciertos mundos, es lo que la hace, precisamente, más lejana.

En eso estaba, ya medio pirado por tanto mal y desolación, y por tanto villano, que quise tirar un poco más del hilo. Estas muertes han sido perpetradas por unos radicales que, entre otras cosas, cabreados por la injerencia europea-americana, han decidido no sólo centrarse en civiles musulmanes de aquellos parajes, sino en civiles de estas sendas. Como no me enteraba muy bien de todo aquello, trataba de escuchar a Lamama y Elpáter debatir del conflicto, que por lo visto viene de largo. Hablaban de la locura, pero trataban de hallar las causas, porque también, por lo visto, los locos se mueven por propósitos y tienen sus propias reglas. Elpáter y Lamama veían mapas en Youtube mientras trataban de posicionar siglas y culturas tribales en ellos. Imagínense ustedes si ellos cavilaban y trataban de llegar a algunas raíces, cómo andaba yo entonces.

Yo tenía un montón de preguntas: ¿Quiénes son estos? ¿Por qué París? ¿Por qué tienen armas y de dónde han salido? ¿Por qué siguen amenazando? ¿Qué pretenden estos fanáticos? y ¿Qué pretenden ciertos países al tratar de dirigir sus rumbos y reglas?… Estaba sudando tinta y volvía a no entender nada ante tal choque de respuestas, que se tejían y urdían bajo el paraguas de la geopolítica y los intereses.

Qué desastre.

Qué angustia.

Para qué me han hecho a mí venir a aquí. Sí, esto también bailaba entre apoyo a dictadores desde occidente, califatos y recursos naturales apetecibles.

Mi conclusión, señores, no es ninguna, porque cuando empezaba a entender un poco todo van los franceses y arrasan la capital donde estos hijosdemalamadre están posicionados en Siria. Haciendo así un abominable ojo por ojo, que es lo único que yo tenía claro que no se debe hacer en este mundo. Ya sé, señores, que puede sonar a absurda ocurrencia lo que ahora voy a relatarles, pero entenderán que a mi edad éstas se esperan, y lo extraño es que no las haya.

Verán, tengo la manía de darle algún que otro manotazo a Lamama sin venir a cuento, y de pronto voy y también la muerdo un poco. Ella, siempre me responde calmada y me dice que no está bien, que se pone triste, que a la gente –y más a ella- hay que tratarla con amor, porque eso es lo que yo estoy recibiendo. He ojeado, cuando ella no me ve, algún libro de psicología infantil que le ha regalado la Abuelagallina, y me he alegrado infinito al observar lo que no se debe hacer si tu hijo pega: Jamás se lo devuelvas, dice. No contestes ante una bofetada de tu hijo con otra, ni aunque sea leve, ni un pequeño cachete, porque entonces eso estará justificando tu acción y él/ella entenderá que pegar, al fin y al cabo, no es malo.

Pensaba, señores, que esa era la regla número uno del juego, pero no paro de sorprenderme en este mundo. ¿No educaron a los señores que rigen el mundo así de pequeños? Ya sé, ya sé, se preguntarán que qué mierda es esta de relativizar un hecho tan funesto. Me dirán que los terribles asesinos no se pueden ir de rositas, que a pesar de mi escasa edad esto ya debería comprenderlo. Sí, lo entiendo, pero entiendo más que ese castigo europeo alimenta también el castigo de los civiles en aquella zona.

Yo no justifico nada, ni apoyo nada, ni aplaudo nada, yo sólo trato de entender las reglas del juego, ya les digo. Y me lamento, mucho, muchísimo de ver que estas decisiones tan rápidas no se toman con los refugiados que huyen de la barbarie porque en su país ocurre lo que en París a diario. Tiremos bombas pero sigamos sin abrir las fronteras...

También, les remarco por si no ha quedado claro que aquí estoy, roto de dolor. Por París. Por el mundo.



jueves, 24 de septiembre de 2015

Cuadernos Pequeño Jefe IV

La actualidad política me está ayudando bastante en mi conocimiento del mundo. Ya saben que soy un apasionado del lenguaje y me entretiene sobremanera la forma en que los grandes se comunican y expresan sus deseos, miedos, frustraciones y esperanzas al mundo. Es bastante útil esto, ya que uno no tiene que andar apañándoselas para intentar comprender al otro, sino que son los propios vocablos los que esclarecen y dilucidan.

O no.

Puede ocurrir también todo lo contrario. Es algo que ya venía yo barruntando, pero la actualidad política me ha sacado de dudas. A estas alturas ya saben hasta en China que la máxima autoridad competente del Gobierno no sabe hacer la “o” con un canuto. Si los chinos son atacados por una profusión de “Oes” de humo procedentes de Occidente, estaríamos a salvo porque todos sabrían con total seguridad que no era obra de Rajoy. Sin embargo, esta semana el presidente me ha hecho movilizarme y lanzarme sobre el diccionario. Pensaba que “disquisición” era una palabra relativa al Derecho Público o Administrativo, pensaba que debería recurrir a algún alumno avezado de Derecho Romano. No. Disquisición no explica las nacionalidades y los orígenes de los ciudadanos. Disquisición no responde a ningún tipo de condición de procedencia ni es, para nada, la palabra que corresponde escupir a un Jefe de Gobierno.


disquisición.
(Del lat. disquisitĭo, -ōnis).
1. f. Examen riguroso que se hace de algo, considerando cada una de sus partes.
2. f. Divagación, digresión. U. m. en pl.

”Estamos en una disquisición que no conduce a nada”, suelta con esa cara de estar aguantando todo el peso de la asegurada posterior ignominia, acompañada de un desorbitado tembleque de pierna. Debe de ser la técnica para controlar los esfínteres. Llego a ser yo el que está ahí y ya hubiese soltado de todo por mis bajos. Pero me hizo bien mirar el diccionario y aprender el susodicho vocablo, que “mire ussshhhted por donde” corresponde perfectamente a lo que sucedía. Rajoy suspendía con un cero patatero el examen sin salvar ni una de sus partes: ni la legalidad, ni las nacionalidades ni las banderas. Pero oye, que a otra cosa mariposa. Yo ésta me la guardo para cuando sea un poco más grandecito y me quieran examinar. Hablaré de disquisiciones que no conducen a nada. Cuando los profes certifiquen mi cate mayúsculo en lengua inglesa, yo sosteniendo mis pises les diré con cara ignominiosa: ¿Y la europea?

Me está dando buenas pistas el presi para afrontar futuros deslices académicos. Lamama leyendo mis notas:

-          Pero… ¿y las mates?
-          Las mates ya tal.

Este episodio me ha hecho darme cuenta que muchas veces utilizar un lenguaje más complejo no significa expresar mejor las cosas. Pequeño Pujol y Coleta Morada me lo enseñaron. Agradecí infinito ese lenguaje de indio, respetuoso con los menos avezados en el idioma. Y es que estoy viendo esto de las elecciones catalanes como puro teatro. Por lo pronto estoy aprendiendo de géneros: esperpento, comedia burlesca… Aunque, que quieren que les diga, yo sigo viéndolos como un todo propio de la mejor de las farsas.

Las elecciones catalanas no me han quitado tiempo para ver – que no comprender- otras realidades. Las que de verdad importan, y si no he hablado antes de ellas no ha sido por falta de tiempo o voluntad sino porque me sentía incapaz. El drama de los refugiados es muy difícil de entender para alguien como yo: ¿Será que además de los brazos y las piernas también crecen corazas en los cuerpos? “Cuadernos Pequeño Jefe” comenzó cuando conocí la realidad de las guerras, al ver el rostro de aquella coetánea mía que levantaba los brazos en señal de rendición. Este tiempo he visto los telediarios sumido en una implacable tristeza porque aunque no haya visto el rostro de aquella niña exactamente, si han sido otros pequeños los que rendidos y destrozados han cruzado países buscando sino la paz al menos la salvación del propio pellejo.

No entiendo.

Hablamos de nuestras propias disquisiciones pero –parafraseando a Rajoy- ¿Y las europeas? En Europa se reúnen para decidir que ya se resolverá, que el drama por lo visto puede esperar. Lo de los refugiados ya tal.

Es un poco irónico que mientras unos, hastiados, baldados y desesperados, tratan de cruzar las fronteras para salir del drama –físico, no de recuerdos- otros luchen por poner la suya propia. A mí las fronteras no me gustan nada. Odio que Lamama me diga que no puedo pasar a la cocina mientras ella la campa a sus anchas. Pero oye, que sus razones tendrá; como los catalanes.

En fin, que siga la tragicomedia, que pena que esto no lo pueda regir el género chico

lunes, 25 de mayo de 2015

Cuadernos Pequeño Jefe III

Ayer viví algo histórico, al parecer. Yo espero más de la Historia, la verdad.

Si hay algo bueno de nacer tarde es que uno se ahorra en disgustos, porque esa mayoría de grupo organizado, que ríete tú de mafias italianas, empieza a bajarse del trono, y se desintegra poco a poco para mayor alegría de la gente buena. Y de los chiquilines como yo, que nos ahorramos el comprobar por nosotros mismos nuevas corruptelas.

Yo es que veía a Manuelatodocorazón y veía a Esperanzasobradaespoco y ya lo tenía claro. Vamos, que no hacía falta que me explicasen nada de Púnicas, Gürteles y casinos puteros. Era ver esas dos caras y sacar mis propias conclusiones.

De la una pensaba: Ya podía ser otra abuela mía. Y me veía tomando chocolate a su lado mientras escuchaba historias de luchas y derechos, y salíamos a pasear en bicicleta… Yo ahí, en la cesta de la bici de Manuela, dale que te dale, sobre un Madrid limpio, verde, y lleno de vida en las plazas. De la otra pensaba: tengo a esta de abuela y ya puedo empezar a aprender a correr. Me veía merendando en un salón inmenso y frío un bocadito preparado por una tipa rara vestida de pingüino. Ni rastro de historias. Me imaginaba atrapado en un coche en el que tenía que comunicarme con mi abuela a través de un cristal, como en los taxis que han sufrido atracos.

- Abuela, tengo pis
- Pues te esperas
- Abuela, es que tengo mucho pis
- Mierda crío. Bueno, voy a parar
- ¿Aquí, pero estamos en medio de la Gran Vía? ¿Dónde hago pipí, abuela?
- Paramos a que yo saque dinero. Tú el pis te lo aguantas

Ya saben lo difícil que es aguantar el pis cuando uno se está meando porque una tipa vestida de pingüino le ha enchufado varios Cola Caos para no molestar a la abuela (que está contando dinero, chiquitín…) Súmenle a esto que uno está cagado de miedo.

Era pensar de nuevo en Manuela y su bicicleta y mearme de gusto en el pañal. Automático.


Así que estoy que no quepo en mi por lo que ha pasado en Madrid, aunque he de reconocer que ese concejal 21 me tocó la moral. Bueno, ese y los otros veinte. Me causa mucha ansiedad que haya ciudadanos que aun pasando lo que pasa sigan confiando en esas mafias… Me hace vivir en vilo, no me fío de mis vecinos, y miro con tristeza a según qué chiquilines cuando veo que les pasean abuelas altivas, rubias de bote.

Y esto por Madrid capital que aunque no es hoy por hoy mi sitio, lo es de corazón de Lamama y el Páter, que recordaban, con poco criterio, a un tal Tierno Galván.  En lo que se refiere al pueblito costero diré que tengo más miedo todavía. El PP ha arrasado con 7 concejales, seguido del PSOE con 4, 1 de Compromís y 1 de Ciudadanos.  Es decir, mayoría absoluta para los corrompidos. En la Comunidad podemos salvarnos si hay pacto PSOE, Compromís y Podemos. Lo habrá, porque en esta autonomía se ha escrito demasiadas veces la palabra corrupción con mayúsculas. Lo mismo ocurre en las tres capitales de esta provincia… Así que bueno, hay que alegrarse.

Pero en el pueblito… ¡Ay, en el pueblito!…

Lo que a mí me toca, hoy por hoy si sigo viviendo en esta aldea, es desarrollar la compasión. Apiadarme, sí, de muchos de mis compañeros de la escuelina que viven con votantes de corruptos. Hacer alarde de misericordia y comprender posibles felonías… Los desmanes que ocurran en clase han de quedarse dentro; y serán a cuenta del Sistema, siempre que se demuestre que se trata de actos propios de un adoctrinamiento feroz, inculcado en hogares votantes de corruptos.

Es difícil luchar contra los elementos, y como tal habré de comprender que mis compas no son malos de corazón sino que son adoctrinados diariamente en hogares jaleadores de mafias. De todas formas, ojo con las generaciones venideras porque he visto algunos actos en clase propios de auténticos guerreros libertarios. Vamos a tener que movilizarnos muy seriamente, y hacer alguna asambleílla próximamente. Hemos de darnos prisa en aprender a manejar bien la lengua de los grandes y ponerles los puntos sobre las ies a todos esos padres y abuelos abducidos.

Es la hora de los nietos libertarios. 

lunes, 4 de mayo de 2015

Cuadernos Pequeño Jefe II

Últimamente pienso en los detalles. Me dejó cavilando eso del cambio y el recambio.  “¿Cambiamos el pañal?” me espeta Lamama.  Quitarme el pañal y enchufarme otro, ya sin caca, sí, pero de igual corte y confección y que será reemplazado por otro exacto en cuanto tenga yo a bien volver a hacer de vientre, no es un cambio. Es un recambio en toda regla. Y todo se extrapola, también para este enorme pañal llamado mundo. Nos mean, señores… nos desbordan de mierda, nos enchufan un pañal nuevo y a correr.  

Los recambios de pañal son un momento interesante para mis pequeños soliloquios. Hace unos días he descubierto que tengo cola, o al menos he empezado a hacerla caso. Cuando ya anda bien limpita, hago una de romanos: me agarro las pelotas con la mano derecha, juro decir la verdad, y testifico. Empiezo a largar a Lamama o al Páter todo lo que me está pasando, cómo veo esto y lo otro, y lo de más allá. Declaro y explico mis pequeños aconteceres en lo físico y lo moral. Ah, por cierto, Lamama ha jurado, sin agarrarse nada, que tratará de hablar con propiedad y sólo se referirá a cambios de paquete cuando me vista con el paño azul playero, adornado de peces de colores. En lo habitual, hablaremos de recambio. Evitaremos así las falsas expectativas y no desbordaré de alegría pensando en baños en la playa a no ser que efectivamente toquen.

He escuchado ya más de una vez… ¿Y qué será éste cuando crezca? Pues éste no lo tenía muy claro hasta hace poco, pero este mundo absurdo y sus pequeños héroes le están dando ideas. Quiero ser anarquista. Sólo pensar en esa doble vida de la que hablaba Lucio Urtubia me pone a cien. ¡Qué viva la libertad absoluta del hombre y del ciudadano! No quiero hacer, ni mucho menos, apología del descontrol pero ¿Acaso ahora con control hay libertades? Esto me lleva de nuevo a hablar de los detalles… palabras parecidas pero radicalmente opuestas:

Libertad no es libertinaje. Que no señores, que no es lo mismo. Que usted no tiene derecho a gastar el dinero del prójimo en vicio, impudicia e indecencia. Que no. 

Ni que hablar del posible parecido entre liberal y libertario. ¡Ja! El lenguaje es lo que tiene.

Lamama y Páter también serían anarquistas, ya saben.

Uff, otra vez se me ponen los pelos –los cuatro que tengo- como escarpias. Así paso yo los días, de susto en susto, de exabrupto en exabrupto. ¿Comprenden ustedes por qué me quiero hacer anarquista? Lucio dice que el anarquismo hoy en día tiene más sentido que nunca. Pues a ver si nos vamos enterando. A ver si las generaciones venideras no estamos tan confundidas y vamos hablando con propiedad. Yo, ya les digo que estoy en ello, dale que te dale estudiando el palabrerío ahora que soy una esponja (como Bob) –y que su esfuerzo me cuesta, ya les dije-

En fin, que el estudio del lenguaje me está haciendo los días mucho más llevaderos. De una cosa salto a otra y vuelta a empezar. La semántica me tiene fascinado, y hace que me pregunte por qué existen palabras totalmente distintas en su morfología pero aun así la gente las confunde. Expropiar no es robar. Claro ejemplo.

Si quiero ser anarquista tengo que buscarme un sobrenombre. No porque los grandes anarcosindicalistas lo hayan tenido, pues ellos eran conocidos por sus apellidos. Pero me apetece. En realidad, el que me gusta es Malatesta. Me rechifla porque no deja muy claro si uno es anarca o un pirata, profesión que todo hay que decirlo, también me he planteado. Como ya está pillado, seguiré pensando…

Si es que me dejan ¿Han oído hablar del pensamiento único?


lunes, 30 de marzo de 2015

Cuadernos Pequeño Jefe I

Este fin de semana ha sido arduo. Mi cerebro se esfuerza en aprender  y creo que lo voy logrando de a poquitos. He escuchado que los de mi quinta somos como esponjas, que aprendemos sin apenas darnos cuenta, como quien no quiere la cosa. También he escuchado que la gente grande no recuerda absolutamente nada de sus tres primeros años de vida… Entonces, ¿De qué estamos hablando?

Para que lo sepan, tengo la cabeza que echa humo.

Esta sociedad no me lo está poniendo nada fácil.

Aparte de las milongas que ruedan, giran y cantan canciones de animales de granja, me estoy dando cuenta de que este mundo se nutre de otros elementos mucho más ingratos. Esta ha sido la razón por la que he decidido que esta, mi sección, se llame Cuadernos pequeño jefe, en homenaje a ese gran personaje que tuvo que sufrir a tanto necio insensible e insensato. 

Pero he de decir también que siempre hay lugar para la esperanza y el despertar de las conciencias, así que “Cuadernos pequeño jefe” también tendrá alegría y buen humor. Porque este mundo tiene mucho que rascar, y también hay cosas que sin duda merecen la pena. Empezando por las galletas dinosaurio.

Vamos a lo que vamos. Estos últimos días han ocurridos tres hitos que me han tenido la cabeza un tanto ocupada. La primera palabra rara y malsonante que he aprendido es “mordaza”. Al principio no entendía muy bien de qué hablaban Páter y Lamama. No sé qué de la aprobación, de que qué miedo, y pena, y rabia y cosas feas todas juntas. Yo hacía que iba a lo mío pero mis pelillos se estaban poniendo como escarpias. A mi ese nombre en un principio me sonaba a la tierra de Mordor, y realmente no iba muy desencaminado. .. Sus objetivos también son oscuros, y además, pretende retrotraernos a la Tierra Media. Bueno, a la Edad. Luego aprendí palabritas colaterales: que si mayorías absolutas, que si manifestaciones, que si Congreso… Ardo en mí.

Pues una pena, oye. Nacer uno para esto.

La segunda palabra destacable adquirida es mucho más apasionante. Y se sitúa en las antípodas de Mordor. Se trata de “primarias”. Al principio me confundí creyendo vanamente que se ampliaba la familia, pero no, al parecer no son las nenas de tu tío. Al parecer se trata de un proceso (esto también he tenido que aprenderlo y asimilarlo. Las cosas no son siempre “melón la tajá en la mano”). Un proceso por el cual la gente vota a candidatos para que estos le representen. Resulta que mis progenitores andaban en esto mientras yo prendeaba con la tortuga esa repetitiva. Tiene poco que decir esta tortuga, anda reprimida... no sé si ya habrá sido captada por Mordor.

Interesante este mundo aperturista que parece que también tiene su cabida.

El tercero de los hitos, me tiene aún apesadumbrado. No levanto cabeza desde entonces. Se llama “guerra”. No creo que este término pueda ser ya superado. Además, trae consigo un sinfín de palabrerío importante: colateral, interés geopolítico, recursos… ElPrenda colapsa en tres, dos, uno…

El vocablo en cuestión lo he aprendido por esta noticia. Andaba yo tratando de encontrar gente de mi quinta a lo largo y ancho de este mundo, cuando una niña se me cruzó. Y ya no me la puedo quitar de la cabeza.


Me dan ganas de viajar a su lado, arrejuntarnos en un rincón e imaginar que vivimos en un sitio sin gente grande. Un lugar poblado de objetos luminosos, redondos y que giran y giran y giran. 

Bueno, y  algún que otro animal de granja. 

Ah, y rendirme con ella. Caer rendido por cansancio tras un día largo de juego ininterrumpido.