martes, 24 de marzo de 2015

Abuelos. Un primer acercamiento.

Siempre que Lamama me ha dicho "hoy vamos con la abuela al parque", he acabado en el Retiro persiguiendo a palomas, viendo el vaivén irrefenable de las hojas al viento (¡me conmueve!), y unas puestas de sol tan geniales que hacen pensar a uno que sólo por verlas esta vida ya vale la pena. Acabo normalmente en los columpios, unos aparatos que presiento sabrán darme grandes alegrías en un futuro. De momento, uno hace lo que puede, y necesita de Abuelagallina para probar el tobogán y los curiosos animales de madera que los niños grandes consiguen hacer galopar. Cómo disfruto con Abuelagallina. Me quiere tanto que es imposible no pasarlo pipa con ella. 

Cuando Lamama me dijo "hoy vamos con el abuelo al fonso", pasé una tarde de lo más expectante, imaginando colores imposibles y poderosos juguetes. Imaginé un Fonso una y otra vez. Con lagunas inmensas y naves interestelares aparcadas a lo lejos, dando al Fonso un horizonte de lo más apetecible y genial. Pasé varias horas en casa del abuelo, hasta que mis sospechas se materializaron. Esa tarde no visitaríamos el fonso. 

Ya en el coche, no pude refrenarla y la pataleta salió, explosionando en el ambiente, llenándolo todo de frustación y pena. Lamama alucinó al enterarse del motivo, y muy calmada me explicó que los fonsos no existen y que el plan de la tarde siempre había sido visitar al abuelo. Y punto. 

Al abuelo ALfonso. Todo junto, sin posibilidad de separación. 

Creo que esta ha sido la mayor de mis frutaciones en lo que va de vida. No te ofendas, abuelo, no es nada personal. Pero la imaginación de un chaval de mi quinta puede desbordar incluso las estadísticas más osadas. También me gusta estar en tu casa sin más, y pasar el rato a gusto contigo y los tíos. Y empezar a aprender las alineaciones. ¡Incluso las del Levante!, o ¡las del Manchester!. Lo que tú me pidas...

"El abuelo se llama Alfonso, Al-fon-so", repetía Lamama... es igual que la abuela Alicia, su nombre también empieza por Al, lo que pasa es que en el caso de la abuela forman sílabas distintas, A-li-cia.". Esa fue la explicación. Y punto. Y ni rastro de naves interestelares ni baobabs imposibles. 

También tengo otros dos abuelos. La abuelanonstop, y el abuelo Gafas. Ellos me sacan a pasear por el barrio donde se crió Páter. En muchas ocasiones revivo alguna de las historias de mi progenitor cuando era jovencito... El lugar donde vio un primer chute, el banco de los macarras del barrio. Por lo visto, fue el típico niño de los ochenta de barrio obrero. Y a mi me encanta que me cuenten esas historias que llevan a partes iguales adrenalina y nostalgia. 

Abuelanonstop tiene unas pilas e-nor-mes (después de la explicación que me dio Lamama sobre los nombres ahora me gusta remarcar las sílabas para dar potencia y fuerza al asunto). Así que no se cansa nunca de hablarme, tocarme y mirarme. Y me cuida. El abuelo Gafas cumple los requisitos del típico abuelo de cuento. Siempre está ahí, nunca me dice "no", me coge sin que ni siquiera tenga que pedirlo. Me cuenta historias de la luna. Y además, tiene un nombre de lo más fácil. Se llama "Gafas", como una de las palabras que antes he aprendido a fuerza de "noes" cuando quiero tirar al suelo las de Lamama. Es fácil acordarse del nombre del abuelo porque, efectivamente, él también lleva gafas. Así que imagino que lo que he aprendido es su apodo. 

Y estos son mis abuelos. Yo tenía entendido que Lamama quería hacer un post sobre abuelos, pero menos personal, más en plan "Abuelos: funciones y necesidades", o "Abuelos: permisividad y límites". Así que esas chorradas las dejo para ella, y yo me dedico a lo que me toca, que es explicar de primera mano cómo son los míos, y qué es lo que hacen. 

¡Ayyy, caca! También la he cagado con el otro abuelo. Resulta que Lamama me acaba de dar otra explicación de esas suyas para sacarme del error. 

Mi abuelo se llama Rafa. Y punto. 

¡Ay!

He estado tentado de borrar esa parte del Gafas, por temor al qué dirán: "Pues ya está este otra vez metiendo la pata". Pero, chicos, luego he pensado que no, que bastante tengo yo ya con saber hacer entradas a mi edad. Así que haciendo alarde del objetivo buscado con el blog, relativizo. Además, llevo más de tres días con esta entrada... ¡como para ponerme ahora a editar! 

A modo de conclusión diré: Viva mi Abuelofurgol, Gallina, Nonstop y viva Rafa, el gafas. Y punto.


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