jueves, 26 de marzo de 2015

Filias y fobias

La maternidad es como una piñata (Ostras... las piñatas....)
Vas a ciegas pero rauda como una moto; y ufana y próspera por esta bendición equiparable a cuando a uno le hacía feliz cumplir años (Ostras... la juventud...). A oscuras, entusiasmada con abrir lo que sea que te traiga, y sobre tu cabeza caen liberadas, como cayeron en tus tiempos mozos, miles de bolsas de dulces y guirnaldas. Pero ahora no se comen, ahora no se intercambian. Ahora son tus filias y tus fobias.

Filias y fobias caídas del cielo a través de una puerta con una inscripción única: El Prenda S.A.

Y es que la memoria tiene estas cosas. Tan pronto escribo un post para decir que la estoy perdiendo (Ostras...la memoria...) Como escribo otro en el que hablo de cómo con la maternidad explotan ante ti tus filias y tus fobias. Que no son otra cosa que recuerdos.

Así que remarco: el embarazo y la crianza disparan a discreción tus recuerdos cercanos. Sin embargo, a los recuerdos lejanos les da vidas. Como en los juegos de los recreativos.

De repente sé cantar coplillas que hasta ahora no sabía que me supiese, pero que claro está un día me supe. Me aparecen nítidos los platos de plástico en los que un día comí, al observar los actuales de Elprenda. Me he vestido con telas que algún día cubrieron mi cuerpecillo enclenque y he observado habitaciones ochenteras a una altura máxima de cinco palmos. Pero lo que más me ha hecho viajar han sido los olores, que arrogantes y fanfarrones me han hecho creer que en vez de abrir el bote de un champú abría el bote de mis filias y fobias.

Yo he debido de tener algún episodio con el gel Nenuco que no termino de concretar... Su vuelta al hogar, su explosión burbujeante en la bañera, su roce con la piel de Elprenda, me pone un poco el vello de gallina. ¿Acaso estuve a punto de ahogarme en una bañera de Nenuco allá en mis primeros años? ¿Qué clase de historieta pasada aconteció para que con su sólo aroma algo me inquiete?

He decidido hacerme la sueca en este sentido en lo que a Elprenda se refiere, no vaya a ser que proyecte mis miedos y temores y fastidie uno de sus mejores momentos del día: el baño. Así que prefiero ocuparme de esas pequeñas gratas evocaciones que aparecen a medida que el nene crece, y que no son pocas. Y no inquietarme por tonterías que al final traen consigo una sobreprotección innecesaria. Como cuando le dejo la luz porque yo tenía miedo a los lobos y fantasmas de mi cuarto... Ya decidirá él si tiene o no miedo a nada. Por lo pronto, lo único que le asusta es no poder hacer el prenda... (¡¡Ostras!!)


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